DON FLORIDOR, EL PANCHITO Y LA ÑUKE SARITA.......

Corría el verano del 2002, y decidí en compañía de mi hermano asistir a trabajos voluntarios en la IX Región, con el fin de brindar apoyo técnico a comunidades campesinas, principalmente mapuches.La idea desde un inicio me pareció tremendamente interesante, por que era la posibilidad de trabajar para personas representantes de una cultura, que personalmente admiro mucho por su sabiduria y respeto por la naturaleza.Al llegar allá, tuvimos que participar tres días en un retiro, con el fin de poder disminuir nuestra velocidad Santiaguina y amoldarnos mejor al ritmo de los integrantes de las comunidades.En primera instancia al llegar a Ralún, preparé material para capacitar a dirigentes sociales en el ámbito de la elaboración de proyectos, así como orientación en vivienda rural, pensiones y tarjeta de gratuidad. Al final constaté que toda mi planificación no pudo ser llevada a cabo como pensaba, porque las necesidades de las personas de la primera comunidad visitada eran en el àmbito de la salud. Allí conocí a Don Floridor, un hombre que sufría de paralisis en la mitad de su cuerpo, que requería de ejercicios para poder estar mejor. Yo, me saqué mi rol de estudiante de Trabajo Social, y fui distintos días a apoyarlo en sus ejercicios de rehabilitación. Don Floridor no podía hablar, pero su mirada y sonrisa me entregan un tremendo agradecimiento.Su familia al ver mi esfuerzo, me invitaban a tomar desayuno, almuerzo y todo lo que estuviera a la mano para agasajarme.El último día que estuvimos con Don Floridor y su familia, bailamos corridos, cantamos tonadas y hasta chicha tomamos. Cuando me despedí de él, sus lágrimas corrían por su cara, diciéndome con sus ojitos de hombre cansado que no quería que partieramos. Yo le di un tremendo abrazo, colocandome a llorar posteriomente.En la comunidad de Liumalla, mi hermano Claudio se hizo muy cercano de un niño llamado Panchito, el cual al verlo le decía " huech huech", que en mapudungun significa malo de la cabeza.Le llamaba de esa manera por las bromas y chistes que le decía Claudio, que no eran escuchadas recurrentemente por Panchito. La madre de este niño era una mujer más dura, pero finalmente accedió a conocernos.Panchito iba todos los días a ver a Claudio...creo que no había visto a mi hermano tan feliz con otro niño....Cuando llego la partida, no se pudo despedir del niño. Nos enteramos después de que el fue a buscarnos y se dio cuenta que ya nos habíamos marchado......Finalmente partimos a Chaura, lugar en donde tuve la hermosa posibilidad de conocer a la Nuke Sarita. Esta mujer era la engargada de avisar cuando debìan realizarse los nguillatunes, rito que permite "hacer llegar la lluvìa en momentos de necesidad". Ese maravilloso don que tenía , me hizo tener durante mi estadía en Chaura los más bellos sueños. Su rostro daba cuenta de una sabiduría importante, que contrastaba con su analfabetismo. En su pequeña casa siempre pudimos encontrar un rico mate, una bella sonrisa y bellos deseos para que a futuro fueramos buenos profesionales. Su marido, era el Sargento del nguillatún , lo cual significaba que era el que lo dirigía. El tambièn nos recibió de manera muy amigable, haciendole bromas a mi hermano en mapudungun. Esta persona al final nos hizo entender que nosotros cada vez que nos encontraramos nos debiamos saludar con un "mari mari hueñi", que significa que ya eramos sus amigos.Uno de los últimos días me correspondió hacer talleres de proyectos sociales a los dirigentes de la comunidad. Las mujeres se mantenían atras, preparándole mate a sus hombres, escuchando, pero no participando. El respeto y la atención que brindaron hacia la charla, hizo que mi labor fuera muy reconocida, lo cual fue interesante para mi.Creo que partir de este lugar, ha sido una de las cosas más tristes que he sentido: personas muy humanas, sabias, con un conocimiento ancestral que lamentablemente la modernidad se ha encargado de desechar, pero con fuerza y resistencia, han intentado mantenerse.Yo que hasta ese entonces era una persona que veìa la razón, como único mecanismo de comprensión de la realidad, mandé a la cresta estos principios, para rescatar la sabiduría que entrega la madre tierra. Creo que desde ese día volví a ser creyente, pero no en Dios convencional, sino que en una fuerza superior que nos ayuda y orienta.Por otra parte descubri que cada uno de nosotros, es parte del todo, por lo que cada cosa que hagamos a la tierra, tiene efectos secundarios. Esa mirada holística de los mapuches es una belleza.Ellos me entregaron mucho más de lo que quizás yo pude hacer........lo de ellos fue algo que cambio mi ser.........siempre lo sigo agradeciendo.Adios ñuke, sigue soñando en un mundo de mitos que son realidades para mi.